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miércoles, 22 de julio de 2009

El silencio en la música

Hoy vengo a hablaros de la "nota" más infravalorada en la música moderna, una nota que los grandes compositores han sabido (y saben) utilizar con maestría y que, combinada con las que todos conocemos, puede crear pasajes de una belleza inconmensurable, conmovernos, o hacer que nos aterremos.
Esa nota no es otra que el silencio.

Y es que vengo observando que, sobre todo en maquetas de grupos noveles, o discos de come-escalas (por ello no hablo de cualquier guitarrista rápido, los más grandes usan este recurso muy bien), el silencio ha pasado, no a un segundo plano (es su lugar natural), si no a un plano prácticamente inexistente.
Este es un error muy común en los músicos en formación, o incluso en buenos intérpretes a los que suele faltarles ese "algo" especial. Muchas veces, ese algo no es otra cosa que saber callar en el momento justo.

El silencio no es algo exclusivo de un solo de guitarra o de teclado, es aplicable a todos los instrumentos, y también al conjunto de una canción o una obra. El silencio se funde con la música y expresa; emocionalmente, es uno de los recursos más básicos.
Imagina un discurso hablado en el que el interlocutor no hiciera pausas. Sería ininteligible y agotador.
Los silencios expresan; remarcan las palabras que las siguen, o las que han venido antes de él, dan énfasis a un pensamiento que permanece flotando, nos persiguen, generan tensión. Pueden ser agobiantes, reflexivos, ominosos, prudentes, tristes o felices.
Por ello es importante dominar el arte de callar.

Si quien habla es esclavo de sus palabras, quien toca lo es de sus notas. No se puede caer en la esclavitud de hablar sin callar, como no se puede caer en el dogma de "he de tocar todo el rato, callar es no tener ideas". Precisamente, cuando llega el silencio, lo anterior cobra más importancia; es tocado como por un halo de misticismo que remarca su importancia.
Los mejores solos de guitarra tienen multitud de silencios. Los mejores vocalistas saben cuando hacernos pensar con ese arte silencioso. Tan solo basta examinar un par de obras geniales para darnos cuenta de como la ausencia de música, en un contexto adecuado, se torna en arte y eleva lo cotidiano a la altura de lo sublime.

Escuchad a vuestros artistas favoritos, tratad de emular su uso del silencio; además, existen tantos silencios como personas. Los silencios pueden ser cortos, largos, solapados, rítmicamente complejos, sencillos. Pueden entrar antes de una frase musical o en su intermedio, pueden cortar una nota con brusquedad o hacerla decaer con suavidad.

Tan solo desde el silencio podréis hacer música y transmitir. Recordad que la música es un lenguaje, y en el lenguaje lo que no decimos cobra tanta importancia como lo que decimos.

Un saludo.