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domingo, 8 de noviembre de 2009

Música y Niños: Comienza el espectáculo.



Hola!

Hoy quiero iniciar en este blog una serie de entradas, que comenzaré a escribir desde hoy, bajo la temática “Niños y Música”. Ni me ha dado por los niños de repente, ni voy a tener uno. Mi interés sobre este tema se despertó hace unas semanas cuando me ofrecieron dar clases de guitarra e iniciación a la música en un colegio, a niños de entre 6 y 12 años. Acepté sin pensármelo dos veces, tenía lo que quería: una remuneración económica acompañada de algo tan importante como experiencia laboral en el mundo en el que me muevo, la música.

Respeto mucho la labor de cualquier profesor, puesto que inculcar -y hacerlo bien- conocimientos de una forma progresiva, ordenada y útil para el alumno es una tarea que requiere de tanta paciencia como dedicación. Si tu alumno es una persona adulta, y medianamente educada, tu principal tarea será la de la planificación de un temario adecuado. Cuando das clases a niños -y más si son muy pequeños- la cosa cambia mucho, y tu labor como pedagogo comienza a ser vital. Lo importante no es sólo qué enseñas, si no cómo enseñas.

Por eso, he decidido comenzar con esta serie en el blog. El objetivo es iros contando mi experiencia clase a clase, con el fin de compartir mi aprendizaje y conclusiones -yo aprenderé tanto o más que los niños en ese colegio, estoy seguro- con vosotros.

Ahí va mi reflexión tras el primer día:

Sin llegar a ser “el primo de Zumosol” para los niños, considero que en general tengo buena mano con ellos, se me suelen dar bien los canijos. Así que pensé que no tendría excesivos problemas con ellos. Lo sigo pensando, pero la primera clase me ha bastado para darme cuenta de que estoy ante un reto algo más duro de lo que pensaba.

Tengo a mi cargo 11 niños. 11 niños que tienen 11 guitarras. Eso suman 66 cuerdas en manos de unos personajes que lo único que quieren es divertirse, montando cuanto más jaleo mejor.

A priori, puede amedrentar. Más que una clase, en realidad fue una toma de contacto. En esta fase nos estamos midiendo. Yo me voy haciendo una idea de cuáles parecen más receptivos, de cuáles son más propensos a despistarse, de quién parece más predispuesto al aprendizaje, etc. Y ellos, por su parte, comprueban hasta dónde llego. Mi trato con ellos estos primeros días seguramente determine el cómo me vean durante el resto del curso. Hay que ganárselos y caerles bien, pero haciéndose respetar desde un primer momento.

Mi labor, resumida en pocas palabras, no es otra que la de conseguir que durante hora y media los niños aprendan algo y se diviertan, casi a partes iguales. Si consigues que un niño esté entretenido y que le guste lo que hace, aprenderá sin darse cuenta. El uso de juegos, siempre relacionados con la música, será vital. Haciendo un símil culinario podría decir que el niño se comería antes un plato atractivo y que entrase por los ojos, que uno de gran calidad pero mal presentado. Lo difícil será saber equiparar forma y fondo; calidad y presentación.

No tengo mucho más que decir sobre mi primera experiencia. Espero que esta serie pueda servir a alguien, bien para coger ideas porque esté en mi situación, bien porque esté interesado en el tema.

Gracias por leernos y hasta la próxima.

Un Saludo!

Juan Fernández.